Productividad: ¿Por dónde comienzo?

Una de las preguntas que más recibo últimamente es “Lau, ¿cómo sé si necesito mejorar mi productividad?” y la verdad es que la respuesta es bastante sencilla, así intentaré responder a esta pregunta esta semana. Comencé con este post en mi Instagram donde pueden ver algunas señales que les indican que, en efecto, necesitan revisar cómo están haciendo las cosas en su día a día.

Cuando se te olvidan las tareas, o tu vida personal queda de lado por el trabajo; cuando sientes que vas siempre tarde a todo o no eres capaz de recordar qué hiciste la semana pasada, necesitas ayuda. También pasa cuando tu día termina con más tareas nuevas que con tareas tachadas; o cuando de verdad te sientes siempre con cansancio.

Si te identificas con esto, entonces es hora de hacer cambios importantes.

Mi primera recomendación, y la más importante, es que vacíes la cabeza. Siéntame un día y escribe, ojalá a mano, todo lo que pasa por tu cabeza: tareas pendientes, proyectos que quieres hacer, lo que quieres aprender, lo que siempre cancelas, ¡Todo!

La cabeza funciona un poco como lo veíamos en Donalds en el País de las matemáticas (22:12), cuando él entra a su cabeza hay solo desorden, papeles arrugados, cajones llenos de ideas que hace tiempo no verifica, etc.; el concepto es que en esa cabeza será muy difícil que entre algo nuevo porque está llena y desordenada. Lo mismo pasa con la tuya, créeme.

Comienza a manejar tu productividad como un pro.

Una vez que hayas vaciado todo en papel, sepáralo por categorías: Trabajo, casa, diversión, proyectos personales, perro y todas las que necesites; pero que no sean más de 5 o 6.

Después, piensa y pregúntate en cada tarea: ¿Esto realmente lo quiero hacer? ¿Esto realmente lo tengo que hacer? ¿Cuánto tiempo me tomará? Sé que es probable que en las tareas del trabajo tengas menos libertad de decidir, pero si hay tareas que no consideres importantes, tal vez puedas chequearlo con tu jefa/e; cosas maravillosas pasan cuando uno cuestiona o consulta.

Ahora divídelas entre urgentes e importantes. Las tareas urgentes son aquellas puedes hacer, espero, en menos de 10 minutos; son aquellas inevitables y que si no haces, algo «malo» pasa. Las importantes son aquellas que requerirán, espero, mas tiempo en su ejecución, también más cabeza, así que a esas búscales un espacio.

Por último, cuando te des cuenta de que llevas años pateando el “aprender chino mandarín” te darás cuenta de que, en verdad, no es importante para ti. Así que sincérate y deja de anotarlo en tus metas, porque solo estará ahí para hacerte sentir mal.

Si tienes alguna duda, te invito a contactarme vía Instagram a @lau_productiva.

Procesando…
¡Lo lograste! Ya estás en la lista.

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Los hábitos «negativos» con los que conocí Chile

Ok, debo confesar que soy adicta a la televisión, me hipnotiza y puedo pasar horas y horas mirando cualquier programa. De hecho, en 2015 vi toda la temporada de Acapulco Shore en MTV porque era lo único que me hacía desconectarme de los días intensos de la campaña política en la que trabajé en Petare, para quienes no sepan, uno de los barrios más peligrosos y grandes de Venezuela.

Después de pasar todo el día trabajando, peleando, pensando en formas nuevas de llegarle a las personas y sorteando la crisis en el país, llegaba tipo 9:30 pm a mi casa, cenaba y me echaba en mi cama seguir con el chisme de Acapulco Shore, donde Karime -una de las participantes- tenía una frase divertidísima “hagas lo que hagas, quítate las bragas (pantaletas)”.

En 2016, cuando me mudé a Chile, comencé a buscar primero los programas de noticias, luego pillaba algún chisme y les preguntaba a mis amigas de la oficina. Además, en Chile hay varios memes nacionales que muestran un poco las otras caras de la cultura que no solemos ver; y como soy muy afortunada, mi amiga Javi me educó muchísimo.

Tengo más suerte, porque Edu -mi novio- también es un adicto a las noticias, entonces los fines de semana después de esas transmisiones, siempre hay programas culturales, así que muchas veces yo me quedaba muy pegada a algún programa donde aprendía de Chile y su cocina. Cosa deliciosa, porque en las noches, Edu solía hacer algún plato nuevo para yo probarlo.

¿Por qué el anti – hábito?

Creo que jamás he leído en algún libro sobre productividad y hábitos «siéntate todo el sábado a ver tele», suele ser lo contrario. Es por eso que me aburre mucho la gente que critica la televisión y se cree moralmente superior al afirmar que “ellos no tienen tele en su casa”, y está bien si eso es lo que quieren y si tienen sus razones claras; pero en mi caso, los programas culturales y de realidad chilenos han sido un ancla para entender un poco más a esta sociedad.

Esta fue una de la razones por las que, cuando en 2019 hubo protestas en todo el país, en lugar de criticarlas desde mi cómoda postura, me puse en el lugar de los estudiantes que salían a reclamar por sus abuelos; porque yo ya había visto suficientes realidades duras que son las que no se ven en el centro – centro del país, o sea, las 4 o 5 comunas en donde se toman las decisiones en la Región Metropolitana.

Entonces, ¿Es bueno ver televisión? Como todo en la vida, depende.

El año pasado comenzaron a retransmitir muchas telenovelas y, en verdad, gracias a Alberto Barrera Tyszka yo creo que las novelas explican muy bien a las sociedades.

Mi hábito por muchos sábados fue ver los programas, entender a la sociedad, a las personas de las regiones, su recelo con Santiago y la Región Metropolitana en general. Después le sumé ver las novelas para analizarlas y ver a los tipos de personas que existen en la sociedad chilena, sus creencias y formas de ver al mundo. Que sí, son estereotipos en muchos casos, pero también te ayudan a entender grosso modo lo que pasa y una sociedad que para mí es completamente nueva.

Mi recomendación es que, si eres adicta/o a la TV como yo, agéndalo.

Establece horarios para ver lo que sea que quieras sin sentirte mal, sin sentir que procrastinas o sin dejar de lado otros proyectos. Cuando en tu agenda hay un horario establecido para ver ese programa que quieres ver, por más absurdo que sea, la mente se calma y la ansiedad también, porque sabes que tendrás un horario para hacerlo, y lo disfrutarás cuando corresponda.

Cuéntame: ¿Cuál es ese programa que te da vergüenza admitir que te gusta?