Diseño al servicio de la Productividad Saludable

Los probé todos: bullet journal, lista de tareas, aplicaciones, Google Calendar, papel, planificadores; y de verdad ninguno me funcionó, pero de todos tomé algo. Sin embargo, no fue sino hasta el 2020 y su encierro que entendí que en realidad debía diseñar mi propio sistema de orden.

Pero no fue tan fácil. El año pasado compré al menos 3 planificadores distintos, me gasté no sé cuánta plata en buscar soluciones para dejar de olvidarme de horas médicas, reuniones y tareas importantes, y aún así no encontraba una solución. A muchos nos ha pasado, ¿cierto? Estamos tan ocupados con el día a día que somos incapaces de frenarnos un segundo a cuestionarnos las actividades que estamos haciendo o ni recordamos qué hicimos la semana pasada.

Si a ti te ha pasado, entonces sabe de lo que hablo.

Tengo un registro de casi todas las veces que he colapsado por exceso de trabajo o de actividades extras. En todos esos momentos he dejado de estar presente en mi vida y he vivido tan en automático, que he dejado de disfrutar momentos realmente importantes por estar siempre pensando en los pendientes y en lo que debo hacer a penas termine este cumpleaños, cena, paseo… lo que sea.

Sin embargo, el día que decidía adueñarme de mi tiempo y mi agenda de tiempo libre, nació mi #ProductividadSaludable. Pictoline esta semana sacó una infografía que habla un poco de esto, pero con otro nombre, y creo que hacia allá debemos apuntar todos.

Justo antes de escribir esto, estaba tomando siesta porque probablemente el desayuno tenía más gluten del que yo podía comer y terminé sin energía. Hace unos 5 meses, esto me hubiese generado un sentimiento horrible, una culpabilidad sin sentido, y hubiese entrado en un ciclo de “no sirvo para nada”. Hoy, en cambio, me desperté, vi la hora, me lavé los dientes, tomé agua y me senté a escribir. ¿Para qué torturarme si no tiene sentido?

Pero ajá, ¿Cuál es ese sistema mágico? En primer lugar, no es tan mágico porque no es un aparato que empiezas a usar y todo se soluciona. En segundo lugar, no creo que todos los métodos les sirvan a todas las personas, pero sí creo que estas preguntas que me hice ayuden a muchos.

Ahora sí, cuando decidí hacerme estas preguntas, pero en serio, comenzó a fluir el sistema de organización que funciona para mí y que me ha arreglado bastante la vida. Aquí las preguntas:

  1. ¿Esto está bien como está o necesito seguir “perfeccionándolo”?  

Solemos estar obsesionados con la perfección y creemos que esto es una virtud. Vamos por la vida gritando «es que yo soy perfeccionista y me exijo mucho», sin saber cuánto daño nos está haciendo esto. Y me pasaba que en el trabajo, por ejemplo, decidía cambiar una presentación de un producto (neumáticos) y esto me tomaba mucho más tiempo solo porque “no estaba perfecta”. Nadie me pedía un tipo de presentación tan exigente, yo lo hacía porque en mi cabeza, eso era lo que tenía que hacer.

De esto aprendí mucho con Ruth, en terapia. Con ella entendí que ese “perfecto” solo estaba en mi cabeza y que era poco probable cumplirlo. Así que comencé a preguntarme siempre: ¿Tengo que tomarme 2 horas para hacer esta presentación o quiero hacerlo? Si la respuesta era “quiero”, entonces me volvía a preguntar: ¿Pero por qué quiero? ¿Cuán trascendente es esto en realidad? ¿Vale la pena? En el 99% de los casos, no era necesario quedarme pegada en algo que ya sabía que estaba bien. En cambio, si la respuesta era “tengo”, entonces sabía que esto era prioridad en mi semana laboral.

Lo mismo me pasa con la comida, con la ropa, con muchas otras cosas. Entonces, mi invitación es a incluir este hábito en tu vida y preguntar siempre: ¿Esto está bien como está o necesito seguir «perfeccionándolo»? ¿Cuánto más le voy a dedicar a esto? ¿Vale la pena?

2. ¿Estoy haciendo esto porque de verdad me gusta o porque lo vi en internet?

Un día me di cuenta de que no estaba comprando comida para la Laura que soy, sino para la que quiero ser. Esto hacía que las verduras se dañaran, no cocinara nada con esa pasta miso que me salió carísimas, etc.… Así me pasó con la ropa, con rutinas de mañana, con hábitos, con planes.

Hace poco me dije que si yo quería ser la Laura que come sano y sabroso, tenía que incluirlo en mis rutinas, entendiendo que debía tomarme el tiempo para cocinar, porque las verduras no se iban a poner solas en mi plato. Así que ahora, cuando estoy armando mi semana, evalúo qué días necesitaré pedir comida y qué días tendré tiempo para cocinar. Además, como me gusta preguntarme todo, me pregunto también: ¿Por qué quiero comer sano? Parecerá loco, pero cuando anclas los hábitos a una razón real y positiva para ti, entonces es mucho más fácil adoptarlos.

Es muy importante sincerarte y saber que lo que estás haciendo, lo estás haciendo porque quieres, porque va contigo. Y esto lo enlazo con los valores que mencioné en mi post anterior.

3. ¿Qué cosas necesito tener en un planificador?

Un domingo por la tarde estaba sentada en mi computadora buscando libretas planificadoras, acababa de regalar una hermosa que me gustaba, pero que no me servía. Volteé y vi todos los cuadernos que tengo en la biblioteca, así que pensé: ¿Qué necesitaría yo en un planificador?

¿Qué quiero ver y cómo quiero verlo?

Quienes me conocen saben que no soy capaz de hacer una casita dibujada porque los palitos se caerían, pero sé escribir y tengo letra bonita (¿), así que tomé mi libreta como ven en la foto de abajo, me sinceré en qué necesitaba yo para tener un planificador ideal y lo hice. Tomé herramientas de varios que ya he tenido o del bullet journal, además que mes a mes lo voy haciendo mejor.

Así que mi invitación es a dar ese paso a atrás, preguntarte qué tienes que hacer y qué debes hacer, diseñar tu propio planificador y sistema que te funcionen y dejar del lado el perfeccionismo, porque en verdad eso no es más que un algo que está en tu cabeza.

Pronto lanzaré un nuevo taller, esta vez pago, te invito a registrarte aquí en la lista de espera para el taller: Diseña tu vida para la productividad saludable.

LISTA DE ESPERA TALLER: DISEÑA TU VIDA PARA LA PRODUCTIVIDAD.

Foto principal por Glenn Carstens-Peters en Unsplash

Anuncio publicitario

¿Existe la productividad saludable?

Cuando el mundo se detuvo en marzo del año pasado, la frase que más escuché fue “si no lo haces ahora que tienes tiempo, entonces no quería hacerlo de verdad”.  Para ese entonces yo no sabía muy bien qué quería hacer, así que mi solución fue – como hacía antes – enfocarme en hacer muchas cosas y no hacer ninguna.

En abril estaba metida en Diarios de Cuarentena de Marcy Rangel, Wordpower de Willy McKey, un taller gratis sobre escritura de crónicas que Jorge Carrión dictado por WhatsApp; además tenía mi trabajo tiempo completo, y colaboraba con la productora Sofrito Creativo en la estrategia digital del canal de YouTube de Sumito Estévez y de un cliente que nunca se concretó, pero que dio mucho trabajo. Súmenle a esto que empecé a hacer yoga 3 veces por semana, que tengo a Edu y a Rucio, que debía dormir, comer, descansar.

En mayo comenzó el colapsó, pero ignoré un poco todo porque “yo puedo, es el momento”.

A todo eso le sumé la idea de crear un proyecto entorno al marketing gastronómico, que realmente hoy no tengo muy claro de dónde salió la idea. Dejé de tener tiempo -en medio de la pausa mundial- para disfrutar con Edu o jugar con Rucio, me llenaba de tareas en el trabajo porque sentía que no estaba rindiendo lo suficiente… Así que un día me senté a llorar en el baño, estaba muy cansada, tenía ganas de renunciar a todo y hacerme bolita. Ese día le escribí por primera vez a Ruth.

En junio comencé a verme con Ruth semanalmente, hoy es mi terapeuta y salvadora. Me prometí a mí misma tomarme el tiempo de cerrar todo y dejar de meterme en tantas cosas, porque en agosto comenzaría el diplomado el diseño de servicios y sabía que aquello implicaría dedicación, así que necesitaba poner orden… Sin embargo, sentí que había fracasado porque una y otra vez, me repetía a mí misma que era experta en hacer listas, planificar, gestionar el tiempo; porque yo sabía calcular más o menos cuánto tiempo me toma hacer algo y porque si yo no podía ni gestionar mi tiempo, entonces ¿Qué podía hacer? Nada. Sentirme fracasada.

Decidí tomarme unos días para calmarme. Renuncié a casi todo, me quedé con mi trabajo a tiempo completo y el diplomado. Y volví a mis raíces, recordé que gestionar el tiempo no quiere decir “hacer todo”, sino más bien “decir no” y establecer prioridades. Hice mis listas, reforcé mis valores, y comencé a desarrollar lo que llamo Productividad Saludable.

Así que, tomando esto en cuenta, te dejo 3 consejos para hacerte adueñarte de tu tiempo de forma saludable:

  1. Define tus valores: Sí, vamos por la vida hablando de nuestros valores, pero ¿Cuáles son? ¿Los pueden enumerar? Te aconsejo hacerlo, anotar todos los valores que sientas tienes, y después escoger los 5 más importantes. Este ejercicio lo hice con Julia Ojeda, creadora de The Braving Mix, y fue poderosísimo. Definir tus valores te va a llevar a decir “NO” cuando tengas alguna propuesta que no se alinee a lo que quieres en este momento.  
  • Sigue tu día: Uno de los consejos que suelen dar los asesores financieros es que anotes todos los gastos que haces, por más chicos que sean, y que después los analices; lo recomiendan porque es la única manera de darte cuenta de la cantidad de gastos hormigas que tienes, es decir: todo eso que te hace gastar plata sin darte cuenta, pues lo mismo pasa con el tiempo. En esta hoja encontrarás una guía para hacer un rastreo de tu tiempo, haz una copia y comienza a llenarla. Una semana tiene 168 horas, ¿De verdad no tienes tiempo? Anota no tu agenda, sino lo que terminas de hacer en verdad. Así fue como en mayo y junio registré todo lo que hacía y me di cuenta un día que en 45 minutos hice 10 cosas, ninguna al 100%.
  • Agenda tu tiempo muerto: Te prometo que esto te ayudará muchísimo porque agendar la procrastinación te permitirá saber que a las 15:50 vas a tener 10 minutos para ver Instagram, Twitter o YouTube. Agenda la hora de la serie, de salir a caminar, de comprar el café; así no sentirás que estás buscando excusas para no hacer las cosas que tienes que hacer.

Estas técnicas forman parte de mi proceso, de lo que he aprendido. Me han permitido lograr proyectos con éxito, tener tiempo para mi, para descansar. Entonces, he estado pensando en hacer un taller corto, completamente gratuito, para compartir mis técnicas para lograr una productividad saludable que me permita cuidarme, darme espacios y no colapsar. ¿Te interesa? Regístrate aquí: http://bit.ly/Productividadsaludable_taller1 (CERRADO).

Si quieres saber más técnicas para manejar tu tiempo: escríbete en mi Newsletter.

http://bit.ly/EsteEsMiNewsletter_Lau

Hola, soy Laura Solórzano Silva ¡Mucho gusto!

La primera vez que abrí un blog tenía, creo, 21 años. Estudiaba filosofía y llegaron los blogspot a mi país, Venezuela; era un lugar donde podía escribir cuando quisiera, lo que quisiera.

Para ese momento, pensaba que escribir era simplemente sentarse a teclear en una máquina o computadora, poner frases y pensamientos y luego publicar. Asumía que con el tiempo llegaría a escribir como esa gente que yo leía, porque “la práctica hace al maestro”.

Claro, que para ser maestro tú necesitas estudiar mucho, entender qué es escribir, cómo unir frases, cómo plasmar imágenes en palabras. Así que después de mucho leer, pasó algo que después supe era común: empecé a escribir como los otros.

Si leía a Gabo, buscaba nombres raros e intentaba encontrar historias que, según yo, eran “realismo mágico”. Si me iba a Saramago, entonces me daba la obsesión por hacer párrafos eternos; así que cuando leí a Cortázar, jugué con las palabras.

Después descubrí las crónicas y ahí me encontré. Eso era lo que yo quería, salir y observar, investigar, preguntar, anotar, tomar fotos, verificar… contar. Recuerdo cuando Willy Mckey me invitó a participar en Prodavinci, salí corriendo para llegar de primera a la reunión. Al llegar mi casa, empecé a investigar qué era una crónica, desde ese día no he dejado de aprender.

Han pasado los años y he estudiado con los mejores, he hecho crónicas que todavía recuerdo con emoción, pero cuando me vine a Chile todo se puso en pausa. Ha sido poco lo que he escrito en los últimos años, me he complicado queriendo tener la historia perfecta, me invento excusas, no encuentro el tiempo.

Cuando escribo me pongo nerviosa, creo que nada sirve, me doy con un látigo doloroso. Me cuestiono por no ser como Leila Guerriero o Martín Caparrós, me frustro porque no soy capaz de hacer buenas analogías. Pero lo importante es seguir y sentir la paz en lo que se hace.

Me gusta escribir a mano, traspasar y editar en la computadora. Me gusta hacer todo lo que dije un poco más arriba, me hace feliz. Hace poco comencé el diplomado en diseño de servicios en la Católica de Chile y descubrí que todo lo que he aprendido haciendo crónicas, sirve para hacer investigación de los usuarios y los procesos, la observación me permite entender algunas cosas que nadie ve.

Steve Jobs decía que los puntos no se unen para adelante, sino mirando hacia atrás y eso es lo que me está pasando. Comencé a estudiar #DiseñoDeServicios hace un mes y he descubierto que todo eso que aprendí haciendo crónicas, es algo que podré usar en mis procesos de entrevistas, de observación, de ser o no parte de algo para después poder describirlo.

Comienzo este camino que he llamado #DeCCSalDDS que es, básicamente, mi historia de Caracas al diseño de servicios, cómo llegué hasta aquí, qué herramientas tengo, cómo he descubierto mi pasión. Y así.

Actualización – 04.03.21

Creo en la intuición, no solo es uno de mis valores fundamentales, sino que además guía mi vida. Lo que sueño, lo que viene a mí en mis meditaciones y lo que siento, es lo que me mueve. Tal vez por eso mi camino ha sido tan «disperso», porque me muevo según lo siento… como los murciélagos.

Así que sí, sigo queriendo hacer proyectos con metodologías de diseño de servicios, pero un día sentí la necesidad de escribir sobre la productividad saludable, y también sentí que debía escuchar a las personas y ayudarlas a alcanzar esa productividad que está diseñada para dejarte tiempo para aburrirte, para descansar, para ti, para los tuyos.

Así que los blogs son un ente vivo y esto también es parte de mi camino.

Si quieres recibir este y otros post a tu correo, regístrate abajo.