La primera vez que abrí un blog tenía, creo, 21 años. Estudiaba filosofía y llegaron los blogspot a mi país, Venezuela; era un lugar donde podía escribir cuando quisiera, lo que quisiera.
Para ese momento, pensaba que escribir era simplemente sentarse a teclear en una máquina o computadora, poner frases y pensamientos y luego publicar. Asumía que con el tiempo llegaría a escribir como esa gente que yo leía, porque “la práctica hace al maestro”.
Claro, que para ser maestro tú necesitas estudiar mucho, entender qué es escribir, cómo unir frases, cómo plasmar imágenes en palabras. Así que después de mucho leer, pasó algo que después supe era común: empecé a escribir como los otros.
Si leía a Gabo, buscaba nombres raros e intentaba encontrar historias que, según yo, eran “realismo mágico”. Si me iba a Saramago, entonces me daba la obsesión por hacer párrafos eternos; así que cuando leí a Cortázar, jugué con las palabras.
Después descubrí las crónicas y ahí me encontré. Eso era lo que yo quería, salir y observar, investigar, preguntar, anotar, tomar fotos, verificar… contar. Recuerdo cuando Willy Mckey me invitó a participar en Prodavinci, salí corriendo para llegar de primera a la reunión. Al llegar mi casa, empecé a investigar qué era una crónica, desde ese día no he dejado de aprender.
Han pasado los años y he estudiado con los mejores, he hecho crónicas que todavía recuerdo con emoción, pero cuando me vine a Chile todo se puso en pausa. Ha sido poco lo que he escrito en los últimos años, me he complicado queriendo tener la historia perfecta, me invento excusas, no encuentro el tiempo.
Cuando escribo me pongo nerviosa, creo que nada sirve, me doy con un látigo doloroso. Me cuestiono por no ser como Leila Guerriero o Martín Caparrós, me frustro porque no soy capaz de hacer buenas analogías. Pero lo importante es seguir y sentir la paz en lo que se hace.
Me gusta escribir a mano, traspasar y editar en la computadora. Me gusta hacer todo lo que dije un poco más arriba, me hace feliz. Hace poco comencé el diplomado en diseño de servicios en la Católica de Chile y descubrí que todo lo que he aprendido haciendo crónicas, sirve para hacer investigación de los usuarios y los procesos, la observación me permite entender algunas cosas que nadie ve.
Steve Jobs decía que los puntos no se unen para adelante, sino mirando hacia atrás y eso es lo que me está pasando. Comencé a estudiar #DiseñoDeServicios hace un mes y he descubierto que todo eso que aprendí haciendo crónicas, es algo que podré usar en mis procesos de entrevistas, de observación, de ser o no parte de algo para después poder describirlo.
Comienzo este camino que he llamado #DeCCSalDDS que es, básicamente, mi historia de Caracas al diseño de servicios, cómo llegué hasta aquí, qué herramientas tengo, cómo he descubierto mi pasión. Y así.
Actualización – 04.03.21
Creo en la intuición, no solo es uno de mis valores fundamentales, sino que además guía mi vida. Lo que sueño, lo que viene a mí en mis meditaciones y lo que siento, es lo que me mueve. Tal vez por eso mi camino ha sido tan «disperso», porque me muevo según lo siento… como los murciélagos.
Así que sí, sigo queriendo hacer proyectos con metodologías de diseño de servicios, pero un día sentí la necesidad de escribir sobre la productividad saludable, y también sentí que debía escuchar a las personas y ayudarlas a alcanzar esa productividad que está diseñada para dejarte tiempo para aburrirte, para descansar, para ti, para los tuyos.
Así que los blogs son un ente vivo y esto también es parte de mi camino.
Si quieres recibir este y otros post a tu correo, regístrate abajo.